jueves, 13 de diciembre de 2018

¡Ve tras tus sueños!... Si de verdad los quieres cumplir





Yo creo que hay un momento para todo y que los tiempos de Dios son perfectos, pero también creo que cuando de verdad quieres hacer algo en la vida, siempre hallarás el momento preciso para poder hacerlo, pues lo tienes como algo importante en tu vida. 

Agendamos las reuniones familiares, la hora de la novela, la fecha del siguiente concierto, los horarios de nuestras materias, las reuniones del trabajo y las salidas con amigos; todo ello cosas tan importantes en nuestras vidas y que de verdad estamos dispuestos a cumplirlas. Asignamos un horario para cada cosa y a veces hasta agendamos tiempo libre para nosotros. Así pues, tenemos un tiempo para trabajar, uno para dormir, otro para estar con los amigos y algún tiempo para orar ¡Siempre hay tiempo para todo, si te sabes organizar! 

Me gusta también la frase que dice que los tiempos de Dios son perfectos porque me da a entender que hay cosas que nosotros no podemos controlar, cosas que quizá querríamos hacer en un momento determinado pero por azares del destino no se pueden completar a satisfacción de nuestros caprichos, pero que Dios les tiene asignadas una fecha especial para que ocurran en nuestra vida terrenal o álmica, si nosotros de verdad lo queremos.

Y aquí toco un tema importante: si de verdad lo quieres ¡Nunca es tarde para cumplir tus sueños! ¡Persiste! He visto muchas personas resignarse ante la aparente negativa de Dios de cumplirles sus sueños pues, o los ven postergados una y otra vez o de plano los van relegando a tercer o cuarto plano, allá por debajo de alimentar al perro, limpiar la casa o reparar el teléfono, y rematando con la frase anterior en un tono o de resignación o de falsa alegría. Es ahí donde les recuerdo que Dios es infinito y eterno, y que nuestro paso por esta vida es más fugaz que la llama de un cerillo, así que, si de verdad quieres viajar a París una semana, si de verdad deseas obtener tu título universitario o tu casa, o cualquiera que sea tu sueño ¡Ponlo como prioridad! Asígnale un tiempo específico, traza un plan de acción y dedícate a ello hasta que lo logres. Y si algo no va tan de acuerdo al plan, ahora sí, déjaselo a Dios para que te ayude a resolverlo. Dios es tu aliado, no tu enemigo, cuando se trata de cumplir tus sueños, así que ayúdale a ayudarte ¡Pídele ayuda si la necesitas! Y ve tras la vida de tus sueños… y claro que si requieres el apoyo de un coach, con mucho gusto podré ayudarte.
Te deseo lo mejor de la vida.
Alex Estrada

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miércoles, 12 de diciembre de 2018

Cómo cambiar mi vida



3 claves prácticas para cambiar mi calidad de vida.

Hay momentos en la vida en los que cambiar es algo sumamente importante, ya sea porque pasamos de una etapa a otra o porque ya no nos identificamos tanto con algunas cosas, como los amigos, algunos pensamientos o algunas actitudes. Muchas veces la necesidad del cambio te hará pasar por temor, negación o enojo; a veces por la propia necesidad del cambio y otras más por no saber cómo poderlo hacer, de cualquier manera, es importante que seas amable y honesto contigo mismo, permitiéndote hacer este cambio a tu ritmo e iniciando con cosas sencillas que no supongan un cambio drástico en tu rutina diaria pero que si aporten mucho más valor a tu calidad de vida.

La vida misma está llena de épocas de cambio, tomemos como ejemplo las diferentes etapas de nuestro crecimiento: nacimiento, infancia, adolescencia, adultez, madurez, vejez y muerte, en todas ellas el ser humano es el mismo, pero el cuerpo y la mente pasan por un proceso de cambio que le permiten adaptarse a las nuevas necesidades que se tiene. Tu conciencia de adulto no es la misma que la que tenías cuando eras niño, y dista mucho de la que tenías cuando naciste. Hay una teoría científica sobre la evolución de las especies que seguro has de haber oído alguna vez. En ella se explica que las diferentes especies de vida que hoy pueblan nuestro planeta surgen a partir de organismos muy pequeños que ante un cambio atmosférico o una nueva inspiración en ellos, surge la necesidad de modificar conductas o apariencias físicas. Así pues, tenemos organismos vivos que tienen tal capacidad de cambio que pueden resistir calor infernal, fríos extremos, radiaciones mortales o largos periodos de sequía o hambruna; de la misma manera vemos seres vivos con tamaños, fuerzas, cerebros y apariencias tan distintas entre sí, pero tan adecuadas para cada uno que pareciera que siempre ha sido así. ¿Has notado cuan diferente es un adulto de 80 años tomando un celular básico, a comparación con un niño de 12 que maneja a la perfección aparatos tecnológicos que pareciera que son una extensión de sí mismo?

Cuando somos niños, pensamos como niños, actuamos como niños; pero al llegar a ser adultos esos mismos pensamientos que antes nos resultaban tan útiles ahora no nos sirven de mucho. Se llega un punto en nuestra vida en la que sentimos que las personas con las que antes nos sentíamos tan bien saliendo a fiestas, por ejemplo, hoy sentimos que no son lo que necesitamos, ya sea porque nos hacen sentir de una manera diferente, porque descubrirnos que no suman a nuestra vida, o porque queremos algo diferente a lo que esa persona o entorno pudiera proporcionarnos. Está bien sentirlo, y creo que hasta podría ser saludable pues “nada es para siempre”. No creo que Coca-Cola tuviera el éxito que ahora tiene si hubiera sido el mismo jarabe para la tos del cual surgió la receta, o imagina el mundo en la actualidad si hubiéramos seguido con las costumbres de la edad media.

Si bien es cierto que a veces el proceso de adaptación es difícil y supone mucho esfuerzo y tiempo, siempre es necesario hacer un alto en nuestras vidas y evaluar que podríamos mejorar y que podríamos mantener o eliminar de nuestra vida. Cuando vamos a cambiar de año, para algunas personas es una época feliz porque puedes convivir con la gente que amas, tienes la oportunidad de agradecer por lo bueno de este año o porque te entusiasme ver las sorpresas que el siguiente año te traiga. Pero para otras muchas personas, es una época de transición que puede resultar difícil de asimilar porque, quizá perdieron el trabajo, algún familiar se fue, quizá no se siente preparado para iniciar otro año o teme lo que pudiera traerle el siguiente. Nuestros días van cargados de emociones, y una misma situación puede suponer dos puntos de vista tan distintos y distantes pero a la vez tan válidos como respetables. No todos tomamos el cambio de la misma manera e incluso te podría decir que no todos los procesos son iguales, aunque pueden tener ciertas cosas en común.

Un amigo me preguntó un día, después de tiempo de no vernos, cómo podría hacer para cambiar su vida. A él le gusta mucho verse bien, comprar ropa de marca, cosas exclusivas y amaba las compras. Y también le gustaban mucho los excesos, como el sexo y el alcohol hasta que llegó sentir que solo lo usaban como un cajero bancario, que solo lo buscaban para tener relaciones sexuales casuales y que no lo tomaban en serio. Me dijo que no creía mucho en temas espirituales pero que quería encontrar una forma para no sentirse como se sentía. Le hable de James Allen, Dale Carnegie, Joe Vitale, Joe Dispenza, Luis Hay y Walt Disney, quienes sostenían que el poder de tus pensamientos es muy importante para obtener la vida que desees. Personas de campos tan distantes como las finanzas, la física cuántica y la metafísica que tuvieron grandes logros en su vida a partir de decidir cambiar el enfoque de sus pensamientos. Joe Vitale paso de ser un sin techo en Texas a ser nombrado como uno de los mejores gurús del mercadeo en internet, entre otras cosas, con modificar sus creencias. Disney vivió lo mismo en una época donde la animación era muy competida y requería muchos cambios e innovaciones. Louis Hay venció al cáncer a base de cambiar el enfoque de sus pensamientos, para después ayudar a otros a hacer lo mismo y cambiar por completo sus vidas. Dale Carnegie y James Allen promovieron el cambio de pensamientos limitantes a pensamientos positivos y abundantes para mejorar la calidad de vida y las finanzas de miles de personas alrededor del mundo, no solo en su época, sino aún hasta nuestros días.

En la plática, mi amigo concordó en la necesidad de cambiar de pensamientos para mejorar su calidad de vida, pero noté un poco de frustración al no saber cómo podría hacer eso acoplándolo a su vida diaria. Él es muy analítico, lógico y a veces muy práctico, así que le conté que mi vida había cambiado bastante cuando decidí incluir una actividad muy sencilla, y que además había hecho grandes cambios en la vida de mucha gente a la que no conocía pero que me escribían todos los días para agradecer que les haya aportado un momento de paz en su día (la misma paz que yo necesitaba). Le hice la siguiente pregunta: ¿Qué podrías decirme que fue lo más grandioso que te sucedió el día de hoy? Espere su respuesta y le dije “amigo, ahí lo tienes. Ese es el milagro más grande que te sucedió hoy ¿Cómo puedes potenciar su energía llevarla al día siguiente?”… la clave es agradecer. La gratitud es un sentimiento que tiene una energía tan poderosa que es capaz de crear milagros en tu vida. Resumiré la cantidad de libros que leí al respecto y  de mi experiencia te diré que en el momento en el que empecé a tomarme en serio eso de agradecer, una gran paz se apoderó de mí ser y comenzaron a suceder muchas cosas geniales en mi vida, tanto cosas materiales como cosas espirituales, y tengo la firme creencia de que por muy mal que haya sido tu día, siempre hay algo bueno que reconocer, agradecer y magnificar. A veces son cosas tan grandiosas que cuesta trabajo no sentirse agradecidos, y otras nos cuesta mucho trabajo encontrar algo por lo cual sentirse legítimamente agradecido, sin embargo, presta atención a cosas que das por hecho, como el que tienes un techo bajo el cual dormiste, que hoy pudiste comer algo, que aún hay suficiente aire en la atmósfera como para que todos podamos seguir vivos, o por esa sonrisa que te dedico tu hijo al llegar a casa.

Mi amigo se quedó pensativo un buen rato, como si estuviera buscando la forma de aplicar todo lo que le decía, de forma práctica en su vida. Recordé que a él le gusta mucho el café, así que le dije que podía iniciar por ello, agradeciendo el café que tiene en las mañanas y tomándose el tiempo para disfrutar por completo de su sabor, en vez de apresurarse por bebérselo todo. Le dije que muchas personas son adictas al café por la histamina que produce, que se acostumbran a despertar con estrés, vivir con estrés y generar cada vez más estrés en su vida… pero que si él amaba su café y al tenerlo servido le decía a su café cuanto lo amaba y cuando agradecido está por tenerlo y beberlo, entonces su café mágicamente cambiaría su sabor, como si le estuviera diciendo que el lo amaba también. Así es, al final lo único que todos necesitamos es que nos amen, que nos digan lo bien que le hacemos al mundo, lo valiosos que somos para otros, cuan agradecidos estamos por compartir nuestro tiempo con los demás.

Tres cosas prácticas le sugerí que a mí me han ayudado bastante a cambiar mi vida: cambiar mis pensamientos para crear la vida que quiero, agradecer lo más que pueda y amar lo más que pueda a todo y a todos. Poco a poco puedes irlas incluyendo en tu día a día hasta que obtengas la paz que requieres, la claridad que necesitas y hasta que vivas la vida de tus sueños. Descubrí, al paso del tiempo que lo he practicado y estudiado que es la energía que le pongas a lo que hagas lo que determina si el resultado es positivo o negativo, así que puedes iniciar con hacer las actividades que haces habitualmente pero ahora incluyendo en ellas un pensamiento positivo, una energía de amor y expresando tu gratitud. Y bueno, no está demás dar lo mejor de ti mismo mientras lo haces, sin juzgarte ni culparte pues se trata de cambiar tus pensamientos, amar y agradecer todo, incluyendo tu vida y a ti mismo, así que se amable contigo. Estoy seguro que podrás hacerlo, y que sabrás a quien más le puede servir está información, así que compártela con quién creas que le será útil.

Te deseo lo mejor de la vida.
Alex Estrada

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martes, 4 de diciembre de 2018

Hay que morir para vivir




Siempre es difícil cuando perdemos algo o a alguien que es muy importante para nosotros, sin embargo, en una vida donde aspiramos a ser mejores cada vez y elevar nuestra calidad de vida, la muerte no es el final de una etapa, sino el principio de otra. Hablar de muerte sigue siendo hoy en día un tabú, un tema al que todos sabemos que estamos expuestos pero que negamos su presencia en nuestra vida. Nos da miedo morirnos o perder algo, es una realidad, sin embargo, si tomamos la perspectiva de la transformación y nos permitimos ver un poco más allá del miedo, notaremos una paz que “no es de este mundo” y obtendremos un renacimiento. Citando a Juan 12:24 “En verdad les digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, produce mucho fruto.”
Estamos acostumbrados a identificarnos con cosas de nuestro exterior, tanto, que al vernos en un espejo reflejados decimos “ése soy yo”, cuando nos preguntan quiénes somos respondemos “soy abogado”, “soy psicólogo”, “soy musulmán”, “soy mexicano”; si nos ven con alguien y nos preguntan quién es, respondemos algo como “es un amigo”, “es mi esposo”, “es un familiar”. La realidad es que todo eso son etiquetas con las cuales nos identificamos e identificamos a las personas a nuestro alrededor, lo cual no dice reamente quienes son o quienes somos, pero le aporta paz a nuestra mente hasta el momento en que dejamos de identificarnos con ello o lo perdemos. Cuando ese amigo, ese familiar, ese esposo o esposa se van ¿qué queda?... Nos queda su recuerdo, su esencia, su presencia sutil, que realmente es eterna, pero no nos aporta paz porque nuestra mente no relaciona esa energía sutil con la presencia física de la persona, así que decimos “murió”, aunque solo se transformó en algo más sutil que seguirá con nosotros hasta que la olvidemos.
Con la revolución tecnológica, la presencia del marketing online y nuevas tendencias, la frase “renovarse o morir” ha cobrado presencia muy fuerte en las empresas, sobre todo, pues la presencia de internet nos abre un mundo de posibilidades en las que ya no es tan necesario tener presencia física para poder vender o dar a conocer algún producto o servicio. De forma inconsciente, nos estamos abriendo a la posibilidad de un mundo no material al cual tenemos acceso en todo momento, y con el cual podemos estar en contacto con personas situadas a kilómetros de distancia de nosotros, tenemos la posibilidad de ganar dinero incluso cuando estamos dormidos o de vacaciones, y sin la necesidad de tener una tienda física. Al principio, nos costó trabajo adaptarnos a toda esta oleada de productos que no eran para nada importantes ni necesarios en nuestro día a día, pero hoy nos hemos transformado tanto, que vemos niños de un año con una Tablet que dominan a la perfección. Aprendimos a vivir con algo que fue una novedad y que ahora es algo fundamental, y quienes se resistieron a verlo así, los llegamos a ver como personas fuera de lugar o empresas de muy bajo nivel.
Y no creas que estoy cambiando de tema, es un ejemplo donde la muerte a las ideas anteriores dio paso a una renovación planetaria, donde ahora podemos ver el mundo cada vez más pequeño y accesible, con un potencial ilimitado. Visto desde ésta perspectiva, el tema de la muerte no parece algo tan diabólico, quizá pueda hasta considerarse algo angélico, pero cuando pronunciamos la palabra Muerte, pensamos automáticamente en el cese de las funciones vitales y nos causa miedo, sobre todo si ya hemos pasado por la muerte de alguien muy querido por nosotros, como un familiar o una mascota. Tanto miedo y dolor nos causa que el hecho de ver la figura de un esqueleto o la imagen de la llamada Niña Blanca, nos impone y evitamos todo este tema, lo negamos, lo evadimos o simplemente hacemos como que no existe hasta que vuelva a entrar en nuestra vida.
A veces creemos que cuando hablamos de ello lo estamos atrayendo a nosotros o le estamos deseando la muerte a alguien, cuando realmente podemos estar reflexionando sobre nuestra propia vida, el hecho de que en algún momento dejaremos de estar como estamos ahora. Quizá por ello también nos de miedo cambiar, porque inconscientemente relacionamos el cambio con la muerte de algo a lo cual nos acostumbramos y nos podría resultar doloroso dejar. Lo cierto es que la muerte es tan real como la vida, y de hecho, negar la muerte sería lo mismo que negar la propia vida, pues ¿qué es la vida sin la presencia de la muerte? ¿Cómo defines lo que es bueno sin la presencia de lo que consideramos malo? ¿Qué sería de nuestro paso por ésta realidad sin la esencia de la finitud?
En el desarrollo humano existe una terapia que, desde tiempos inmemoriales lo usan los nativos con diferentes nombres, pero que habla sobre morir y renacer. Desde algo tan simple como escribir en un papel algo de lo cual te quieras liberar y quemarlo, hasta rituales más complejos que recrean incluso el regresar al vientre materno para después nacer otra vez, el objetivo de ello es deshacerse de todo lo que nos bloquea y elevarnos a una perspectiva más alta donde no haya identificaciones previas de la mente y lo material, para que descubramos lo poderosos e ilimitados que somos. “Matar” a nuestro anterior yo permite que un nuevo Yo se manifieste en nuestras vidas. Es nuestra perspectiva sobre la muerte lo que nos causa un poco de temor, pues cuando tienes la confianza de que algo más grande y mejor viene con ese “dejar atrás”, cuando aceptamos la realidad de nuestra existencia limitada en éste mundo material, es entonces cuando nos permitimos vivir una vida con sentido y significado, llena de alegría por hacer todo el tiempo algo que nos gusta. Al final, como diría Facundo Cabral “Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo.”

Te deseo paz más allá de todo entendimiento.
Alex Estrada



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